Le doy gracias a Dios por permitirme hacer parte de sus vidas. Como docente he tratado de guiarlos y conducirlos por el camino correcto, educándolos en valores para hacer de ustedes personas de bien, honestas y responsables con sus propias vidas y acciones, respetándose a sí mismos y a los demás. Espero que al pasar el tiempo vea cumplida en ustedes mi misión, viéndolos convertidos en mujeres y hombres de éxito en las actividades que realizarán de aquí en adelante.
Siempre los llevaré en mi corazón.
Dios los bendiga.
Con afecto,
Carmenza de Martínez.
martes, 24 de noviembre de 2009
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